Cerremos los ojos un momento y recordemos ese último paraíso que nos abrazó en estas vacaciones. ¿Fue el regreso a tu hogar y a la comodidad de tu pieza? ¿Fue un viaje al otro lado del mundo? ¿Fue una escapada a la playa o una travesía hacia el último punto de una montaña que anhelabas escalar hace tiempo?
Cualquiera haya sido tu experiencia, qué agradable sensación la de soñar despierto y traer de vuelta el cosquilleo de la arena entre las manos o el sonido de las voces con las que compartimos tardes de verano. ¡Sí! nuestro deseo es no querer que eso se vaya, y sin embargo, todos sabemos cómo funciona marzo. Por eso, hoy te guiaremos para que el miedo de “volver a la rutina” no se convierta en un dolor de cabeza.
Adelántate al “gran día”
Sí, todos sabemos que hay un día en específico que nos persigue y nos cuesta acoger, especialmente, desde la noche anterior. ¿El tuyo es un lunes? ¿un martes? ¿un jueves? No importa, el ciclo es el mismo.
En un dos por tres estás abriendo los ojos y quien te saluda no es el rayo de sol que se colaba por tu ventana en las vacaciones de verano, si no los mails, las reuniones, las clases y probablemente tus hijos todavía a medio vestirse para ir al colegio con algo de retraso. ¡Que esa primera madrugada no te derrote! ¿Nuestro consejo? Adelántate a ella.
Para una buena mañana se necesita una reconfortante noche previa. ¡Organízate! Planea la noche y el comienzo de tu “gran día” iniciando desde el día anterior como mínimo. Cocínate el almuerzo que quieras llevar, ordena el outfit que quieras usar (idealmente cómodo), repasa en tu cabeza los útiles o herramientas que vayas a necesitar y mantenlos en tu bolso.
¡Haz provecho de la tecnología! ¿pensar en la congestión vehicular o en el transporte público aumenta tus niveles de estrés? Hoy en día se puede calcular cuánto demoras desde tu hogar al punto escolar o de trabajo y en el horario que te interesa con aplicaciones como Google Maps o Moovit. Saca un promedio de viaje y a la mañana siguiente sal con el tiempo en tus manos, no corras.
Alivia tu carga dejando las cosas listas para el día siguiente y verás que con la práctica se volverá un hábito. ¡Y no menos importante! Procura dormir tus 7-8 horas mínimas, no sacrifiques tus energizantes horas de sueño por la serie de Netflix que iniciaste en vacaciones, de todas maneras estará ahí esperándote para cuando quieras.
Tu cuerpo escucha lo que tu mente dice ¡empodérate!
Definitivamente sabemos que controlar el estrés no es sólo tarea de una buena organización personal, también es (y en un 99%) labor de nuestra mente. Claro, quizás ya estás pensando que no es tan fácil como suena, pero he ahí el truco, la manera en que “visualizamos” esta vuelta a la rutina.
Nos acostumbramos a tomar situaciones como éstas de forma negativa. “Que lata trabajar”, “me va a costar mucho agarrar el ritmo”, “no quiero despertar temprano”, y la lista sigue. ¡Detente! Tu cuerpo escucha lo que tu mente dice y es la principal causa del por qué nos estresamos anticipadamente. Se aceleran tus pulsaciones, vives en tensión emocional, experimentas la sensación de apatía, tienes falta de apetito o bien aumento del mismo, entre otros síntomas.
Equilibra tus pensamientos y haz el ejercicio de traer al presente un buen día con afirmaciones como “terminaré mis pendientes a tiempo”, “estoy concentrado y listo para empezar”, “sé manejar el trabajo”, y así sucesivamente como una sencilla práctica para el manejo del estrés
De hecho, según estudios, una gran manera de aliviar el estrés es hablándonos a nosotros mismos en tercera persona y en voz alta. Por ejemplo, “Mira a Josefina, que abatida se ve, se nota que no ha descansado como debe, tiene que dormir lo necesario”. Psicólogos de universidades de Michigan han comprobado que al hablar de esta manera, como si fuésemos otra persona, nos distanciamos de nuestros problemas y les damos otra perspectiva que incluso puede ayudarnos a encontrar la solución que buscamos.
¡Acércate al mindfulness! ¿No sería un buen momento para iniciar nuevas prácticas? Prueba la meditación antes de dormir o en la mañana; te aconsejamos partir con meditaciones guiadas en el caso de no estar familiarizado a éstas técnicas. Hoy en día, siendo la salud mental algo tan importante, podrás fácilmente encontrar contenido en plataformas como Youtube o Spotify (“Medita Podcast” es un buen ejemplo de contenido, ¡inténtalo!).
Sé tu mejor apoyo ¡no eres un robot!
Según expertos, demoras aproximadamente 2 semanas o más (depende) en adaptarte a tu rutina después de vacaciones. ¡No te presiones! Es probable que la cantidad de trabajo que acostumbrabas a hacer durante el día antes de tu período de descanso no sea la misma que logres realizar el primer día de regreso a la vida laboral o estudiantil.
Ponte metas al día, ve incrementando de a poco tus objetivos. Si no alcanzaste a terminar un trabajo, está bien, puedes terminarlo al otro día. Pide ayuda a alguien más, haz pausas para despejar la mente. Un cambio de velocidades muy abrupto podría causarte problemas de salud u algún tipo de estrés mucho más intenso. Te invitamos a darle una mirada a los tips que tenemos para ayudarte a volver al trabajo después de las vacaciones.
Así que por último, recuerda, ¡tú eres el único que controla tu vida! Y con eso en mente, serás capaz de todo.