Si existe un consenso en cuanto al sueño es que dormir es una actividad absolutamente necesaria e imprescindible para la salud. Pues durante la función del sueño se llevan a cabo funciones fisiológicas para el equilibrio psíquico y físico de las personas tales como: restablecer el almacenamiento de energía y consolidar la memoria. Pero los extremos no son recomendados, al igual que dormir poco, el exceso de sueño puede traer consecuencias negativas a la salud.
Según la Revista Médica Clínica Las Condes, la cantidad de sueño ideal de un adulto es de 7 y 8 horas por noche para mantener una buena salud y bienestar. Recordemos que descansar no es sólo necesario para mantenerse alerta y concentrado durante el día, sino que al dormir recargamos y recuperamos el cuerpo de las cargas y fatigas diarias.
Sin embargo, existe la evidencia práctica de que cada individuo debe satisfacer su “cuota de sueño” para sentirse bien. La necesidad de sueño puede cambiar de acuerdo a la edad, al estado de salud, estado emocional y otros factores, cuya duración oscila entre 6 y 12 horas.
Algunos duermen más y otros menos, pero hay personas que superan estos números en donde cada extremo tiene consecuencias negativas. A continuación te contamos las implicancias de no descansar lo necesario y de dormir más de la cuenta.
¿Cuántas horas es demasiado?
Las personas que habitualmente duermen fuera del rango normal pueden presentar signos o síntomas de problemas de salud graves o, si se realizan voluntariamente, pueden estar comprometiendo su salud y bienestar, según un paper publicado por la National Sleep Foundation.
Dicho estudio indicó que no está recomendado dormir menos de 6 y más de 11 horas para los adultos jóvenes de entre 18-25 años de edad. Mientras que para los adultos de entre 26 y 64 no recomiendan dormir menos de 6 y más de 10 horas.
Se señaló que dormir entre 7 y 9 horas es lo ideal.
Dormir mucho enciende alerta de enfermedades
Si dormimos más de lo recomendado, esto puede ser un síntoma de alguna enfermedad. Para el caso de adolescentes, puede significar depresión, problemas de hipotiroidismo, diabetes o un cambio de ritmo. En los adultos, dormir mucho también se relaciona con la depresión pues incide en el estado de ánimo.
También, se producen alteraciones metabólicas porque disminuye la actividad física y comemos fuera de los horarios correspondientes. De manera que no es raro que se presenten problemas de peso como la obesidad. En suma, se incrementa el riesgo de desarrollar y sufrir diabetes pues al dormir tanto se elevan los niveles de azúcar en la sangre.
El sueño excesivo está relacionado con la pérdida de atención y memoria. Puede afectar la concentración y la correcta actividad del cerebro en nuestra rutina diaria. Además, aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
¿Y si duermo poco?
La falta de sueño puede ocurrir por numerosas razones tales como el consumo de pantallas y tecnología por tiempos prolongados o por trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea obstructiva del sueño, según lo indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Si dormimos menos de 6 horas, no solo sentiremos cansancio, irritabilidad y ansiedad, sino que nuestro sistema inmune se verá debilitado. Resulta que durante el sueño, se refuerza nuestra respuesta inmune innata y aumenta la memoria inmunológica. Esto se refiere a la capacidad del organismo de defendernos ante una infección futura.
Además, puede afectar la liberación de las hormonas que ayudan a crear masa muscular, combatir infecciones y reparar células.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que dormir no es un placer sino una necesidad. Según los CDC, si no descansamos lo suficiente, aumenta el riesgo de varias afecciones crónicas como:
- Presión arterial alta
- Enfermedades del corazón
- Accidentes cerebrovasculares
- Enfermedad del riñón
- Obesidad
- Diabetes tipo 2